Manuel Díaz Ausejo, de 78 años de edad, será el protagonista del acto Homenaje al Tudelano Ausente 2023. El acto, que se celebrará el día 27 de julio a las 13:00h. en la Plaza Yehuda Ha Levi, vuelve a estar organizado por la Peña La Jota, entidad que ha terminado por tomar el relevo de la iniciativa que durante muchos años impulsó la Peña El Brindis.
Manuel Díaz Ausejo tiene un currículo «tudelano» muy importante. A pesar de haber estado en Madrid muchos años nunca ha perdido la oportunidad de volver a Tudela y disfrutar de la compañía de la familia y los amigos y que la ciudad haya podido disfrutar de aquellas actividades con las que tenía vinculación en su trayectoria profesional.
Siempre ha mantenido la vinculación con la capital ribera. Como ejemplo, basta contar alguna de las numerosas anécdotas que ha protagonizado con sus amigos que, como relata Salvador Marticorena, ha sido capaz de salir de Madrid por la tarde para venir a escuchar en directo la Novena y volverse a la capital de España para atender los compromisos que tenía al día siguiente. «Le podíamos decir que estaba pirado pero el decía que cargaba pilas», recuerda.
Nacido en la calle Dominicas
Nuestro protagonista nació en el año 1944 en la calle Dominicas y su infancia transcurrió entre San Juan, los Corazonistas y la Enseñanza. En sus primeros años en el mundo laboral se aventura con la gestoría de su padre, Fidel Díaz, en el local que regentaba en la calle Muro pero, reconoce, «sin mucha ilusión porque no era lo que más me gustaba». Lo suyo, relata, «no era encerrarme entre cuatro paredes. Era más bien una persona creativa y disfrutaba más colaborando con Radio Tudela, con la sala de fiestas de Beethoven, con LA VOZ, con el Diario de Navarra, al que pasaba todas las crónicas del tudelano»
En una de estas aventuras se unió a Jesús Ostiz, hermano de María Ostiz, y a Eduardo Olano, actual directivo de Antena 3, para crear un equipo de video. «Eran los primeros años del Trinicon y, por primera vez en Tudela, realizábamos un recorrido por el encierro, la procesión y otros actos que ocurrían en la calle y a las 9 de la noche lo pasábamos en las escuelas del Padre Ramírez (Castel-Ruiz) a la gente que acudía con sus sillas a ver lo que había pasado durante el día. Creo recordar que fueron dos años los que lo hicimos».
El reloj de la Plaza de Toros
En otras de sus aventuras laborales llevó la gestión publicitaria de Plaza de Toros de Tudela junto a Antonio Marcuello. Este trabajo, recuerda, le llevó a entablar una relación comercial con la empresa Unipublic que, finalmente, le ofreció trabajar en Madrid. «Como anécdota, Manolo Chopera, viendo el contrato que había hecho, me pidió poner un reloj en la Chata de Griseras, porque era la única plaza que no tenía reloj en toda España. Así que lo negocié con Moreno, en el local que tenía en la Plaza del Mercado, y el reloj que todavía está en la plaza lo pusimos entre Marcuello y yo».
La Vuelta Ciclista a España
El próximo año se cumplirán 50 años de su desembarco en Madrid, donde, durante muchos años, es el director comercial de Unipublic, empresa encargada de organizar la Vuelta Cicilista a España. Su influencia fue decisiv00a para que Tudela acogiera el 9 de mayo de 1992 la salida de una las etapas de esa edición, curiosamente una etapa de montaña que tuvo como final el alto de Ezcaray en La Rioja, y que ganó el suizo Tony Rominger. De ello también salió beneficiada en otra edición Pamplona, que por aquel entonces tenía como alcalde a «un tudelano de pro» como Julián Balduz, recuerda Manuel.
Ilusionado con el homenaje
El homenaje que va a recibir el día 27 de julio como Tudelano Ausente, asegura, «es posiblemente, después de mis hijos y mis nietos, lo que más ilusión me hace en esta vida. Soy muy tudelano. Va a ser un día muy especial que compartiré con la familia y también con los amigos, que se que han peleado por este homenaje».
Reconoce que no pasa un día sin que se acuerde de Tudela. «En mi habitación tengo dos cuadros que son lo primero que veo cuando me levanto, uno de Huerfanicos y la calle Pontarrén, en un cuadro de Iturre visto desde la calle Caldereros, y detrás de mi cama otro de la Cuestra de Guerreros. Ese es mi despertar cada día. El más tudelano de Tudela. Podrá haber otro igual, pero más no», sostiene.
También se considera afortunado y si tiene que definirse como ausente prefiere que sea de poca ausencia. «Me llenan tanto los recuerdos que es más una ausencia puramente física, el deseo de ir, de comer tomate feo, y que la supero con mis amigos, con las comidas, las cenas y todo el contacto que sigo manteniendo con una cuadrilla que tengo desde la infancia. Puedo decir que espiritualmente sigo dentro de Tudela».
Colaborador de LA VOZ de la Ribera
Su padre, recuerda Manuel, fue fundador de LA VOZ de la Ribera, junto a Serafín Ramírez y otros, se reunían en la Rúa, frente al Rancho Grande, allí se fraguó con la colaboración de Luis Gil Gómez, Donato Marín, Eduardo Sáinz y Jesús Iribarren. «Mi padre llevó todo el proceso de gestión de estructura, imprenta, corrección, publicidad… cada uno tenía su función. Casi siempre la editorial era de él y hacía también los deportes firmando como Mr. Phirme».
Gracias a LA VOZ de la Ribera